El estado de alarma decretado a mediados de marzo debido a la crisis sanitaria del COVID-19 nos ha sacudido como sociedad y, aún más, a las personas que viven en una situación de mayor vulnerabilidad.
En Amics del Moviment Quart Món hemos parado las actividades habituales pero seguimos acompañando a las familias que conocemos y os lo queremos explicar.
Desde hace semanas, la puerta de nuestro local está cerrada y las actividades de ocio y apoyo educativo que hacemos con los niños y adultos se han detenido. El estado de alarma decretado por el coronavirus nos ha dejado confinados en casa y, entre otros, ha evidenciado la importancia del acompañamiento social y el hecho de tener un hogar estable. Os queremos explicar cómo nos hemos adaptado a la situación como entidad y cómo estamos acompañando a las familias, así como algunas reflexiones que todo lo que el contexto actual está evidenciando.
¿Qué estamos haciendo desde nuestra entidad?
Desde la distancia, seguimos acompañando a las familias. Empecemos visitarlas y hacer el café juntas pero las llamamos cada semana para saber cómo están y saber qué necesitan. Durante estas semanas, las hemos acompañado en la soledad y en la incertidumbre, hemos dado un golpe de mano en trámites y nos hemos preocupado porque todas tengan el apoyo social que necesitan. El grupo de jóvenes, en el que participan chicos y chicas de 12 a 17 años, se ha reinventado para seguir en contacto durante los días de confinamiento y mantener el sentimiento de pertenencia. De manera online, comparten retos semanales para compartir el día a día y expresar las emociones y, de manera individual, se intenta acompañar a los chicos y chicas en sus estudios y expectativas educativas. El refuerzo escolar que llevamos a cabo en los barrios de El Clot y La Guingueta también ha quedado parado estos días y ha evidenciado cómo es de necesaria esta actividad durante todo el año para que los niños puedan seguir más fácilmente los estudios. El equipo de voluntariado está planificando nuevas actividades y preparando material para poder dar un golpe de mano a los niños cuando la situación se estabilice. Las actividades de ocio que habitualmente realizamos en los barrios de El Clot y de Torre Baró con los niños se han detenido. Los niños y sus familias están en casa y el equipo de voluntariado también, aunque compartiendo e interesándose desde la distancia por la situación de los niños y niñas. Estos días nos sirven para plantear cómo retomaremos las actividades y cómo, desde el juego, tendremos que acompañar a los niños al verbalizar y entender sus emociones.
Lo que funciona y lo que nos preocupa
Nos preocupa que los niños no puedan dar continuidad a su aprendizaje escolar. Muchos de los niños y niñas que acompañamos cursan los estudios con una adaptación curricular y tienen dificultades académicas. Estos días en casa, la mayoría no tienen el material necesario para hacer deberes ni las herramientas informáticas que les faciliten conectarse y seguir las actividades virtuales que desde algunos centros educativos se están proponiendo. Muchos de los niños, además, no tienen un espacio adecuado en casa para sentarse y hacer deberes o simplemente leer. Valoramos el acompañamiento que desde servicios sociales y desde los centros educativos se está ofreciendo a las familias que conocemos. La mayoría de las familias nos explican que han podido acceder a las tarjetas de las becas comedor y que han encontrado apoyo cuando la han necesitado. En este sentido, también valoramos el papel de la Renta Garantizada que, en estos momentos, está dando a las familias una mínima seguridad de ingresos, un hecho que no sucede en otras personas y colectivos que viven en asentamientos y vivienda inestable. La paralización de todos los desalojos de manera temporal es una buena noticia pero nos preocupa qué pasará después, cuando superemos el estado de alarma. En estos momentos, hasta 21 familias que conocemos se encuentran en proceso de desalojo y las alternativas habituales que se les ofrecen no garantizan el acceso a la vivienda digna.
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